‘La Paz’ colombiana que vive de gasolina venezolana
26.2.12
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Así lo reseñó el diario El Tiempo, del vecino país, en un reportaje que precisa que los pimpineros de esta población del norte del Cesar movilizan cerca de “33.000 millones de pesos al mes, por la comercialización de 10 millones de galones”, lo que equivale a más de 80 millones de bolívares fuertes y más de 37 millones de litros del combustible venezolano.
Tanto dependen los habitantes de La Paz de la gasolina, que sus habitantes “prefieren dormir en hamacas que en camas, y no precisamente por el calor, sino porque más de la mitad de los habitantes aprovechan el piso para almacenar pimpinas plásticas llenas de gasolina venezolana”, indicó el diario.
Para frenar el negocio del contrabando de combustible a Colombia, existe un convenio binacional que permite la importación a La Guajira y Norte de Santander.
Sin embargo, el tráfico ilegal continúa. Cifras aportadas a DEETODO recientemente por el general Gerardo Izquierdo Torres, jefe de la Primera División del Zulia, por la frontera zuliana salen cerca de 70 millones de litros de combustible al mes, unos 840 millones de litros al año, cifra que contrasta con los 10 millones de galones que se comercializan de forma ilegal en La Paz.
El general Izquierdo alertó en entrevista con este diario que “los contrabandistas se disfrazan de cooperativas, van con sus cisterna y falsifican los documentos”, para poder pasar el combustible a Colombia.
La ubicación estratégica del poblado, paso obligado para transportadores y turistas que van hacia Riohacha, Maicao, Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, y para los que viajan hacia Bucaramanga y Bogotá, contribuyen al atractivo del comercio: la gasolina se consigue a 4.000 pesos por galón (Bs. F. 9,7) casi la mitad de lo que vale en las estaciones de servicio legales.
La Paz está a 15 minutos de Valledupar, donde las 22 bombas de esta capital se declararon en quiebra a principios de este mes y cerraron. Nadie quiere pagarles 7.700 pesos por galón de combustible.
Sin embargo, los pimpineros aseguran que ellos (pimpineros) venden gasolina ilegal desde hace 20 años, “y las estaciones reportan una baja en sus ventas de un 90% en el 2011, como si el fenómeno fuera nuevo”, dijo Juan Wild, representante de los pimpineros.
Aseguró que las estaciones de Valledupar nunca han vendido la gasolina, por la que no pagan IVA ni impuesto global, sino que la revenden en Barranquilla, donde ésta es más cara y paga más sobretasa (25% frente a 12%), para ganarse la diferencia.
Tras un recorrido de 390 kilómetros, por caminos en su mayoría ilegales y sorteando alcabalas legales e ilegales, un solo camión puede llegar cargado hasta con 3.500 galones de combustible venezolano al pueblo donde 15 mil personas se dedican a tan lucrativo negocio.
La misma Policía indica que es más rentable el transporte y venta ilegal que la coca: “Un carrotanque con 3.500 galones cuesta en Venezuela 700.000 pesos (Bs.F.1.700), a precio de venta al público, y en La Paz se pone a 14 millones de pesos (Bs. F. 34.000), 19 veces más”, dice una fuente de inteligencia.
Se calcula que unos 600 ‘carrotanques’ y 300 vehículos viejos, sobre todo Renault 18 y 21, son utilizados para transportar el combustible desde la frontera hasta el pueblo, donde la bonanza no se vislumbra por ninguna de sus calles.
Si bien la Troncal del Caribe revela pimpinas a lado y lado de la vía, el grueso del negocio está en las casas de 22 de los 23 barrios de La Paz. Solo en la zona de la alcaldía no venden gasolina de contrabando.
Sobre cómo funcionan las bombas improvisadas que abundan en el pueblo, Germán Ramírez, de 50 años, cuenta: “Es fácil. Se necesita un ‘burro’, que es un andamio con un galón, un filtro y una manguera. Se sube el carro en un taco de madera, para que quede ladeado, y listo. El resto es tener mucha gasolina barata”.
Ante la gravedad de la situación en el Cesar, el Gobierno neogranadino preparó recientemente un paquete de medidas: “La primera fue abrir la posibilidad de bajar el precio de la gasolina legal en Valledupar, La Paz, San Diego y Codazzi. Además, buscar importar gasolina de Venezuela para el Cesar, así como se hace ya en La Guajira y Norte de Santander”, indicó El Tiempo.
La tarea de acabar con la ilegalidad en La Paz no es fácil: la última vez que la Policía intentó cerrar las ventas ilegales, en agosto del 2008, murieron dos pimpineros: uno en un retén y otro en una revuelta.
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